Las familias heredan aprendizajes de generaciones anteriores que repiten sistemáticamente, y es que el ser humano es animal de costumbres, repetimos lo que aprendimos. No es casualidad vernos en situaciones en la que siempre dijimos no estaríamos, que nos manejaríamos diferente a nuestros padres, pero ahí estamos, una y otra vez en lo mismo. Hasta que decidimos plantearnos, muchas veces a través de la psicoterapia, como queremos realmente vivir nuestra vida. Entonces aprendemos a soltar lastre, a dejar de lado rigideces, estereotipos, prejuicios, que nos venían limitando para llevar una vida saludable y armoniosa.
Existen dos tipos de familia, las funcionales y las disfuncionales. Las funcionales está caracterizadas por cierta flexibilidad en el manejo de sus interrelaciones, una expresión emocional adecuada, búsqueda de soluciones, resolución de conflictos, e ir superando las etapas naturales de desarrollo familiar, como son la llegada de los hijos, la crianza, el hacerse adultos, volver a quedar solos, muertes, nacimientos…. Esto es la vida misma, pura evolución. Pero en las familias disfuncionales se ponen trabas continuamente al desarrollo de sus miembros y a la propia evolución como grupo, se presentan comportamientos rígidos, expectativas y exigencias no realistas, porque lo que se pretende es siempre preservar el statu quo, permanecer inmóviles, impasibles, lo cual es del todo antinatural. Todas estas conductas dañinas para el desarrollo de todos y cada uno de los miembros de la unidad familiar, suelen estar basadas en miedos, herencias emocionales y traumáticas que se repiten una vez más inconscientemente.
En las familias disfuncionales hay conflictos eternos sin resolver, nunca se ponen encima de la mesa las cuestiones pendientes con el fin de darle una solución, sino que se niegan, se minimizan, se ocultan, pretendiendo dar la impresión de que no pasa nada y todo está bien, cuando en realidad está la estabilidad de la unidad familiar en peligro. Los progenitores, quienes marcan la pauta, y enseñan a los hijos a manejarse de la misma manera, suelen ser personas que proceden de hogares a la vez disfuncionales, con importantes carencias afectivas, inmadurez e importantes conflictos personales. Además se suele fomentar la cizaña entre sus miembros, porque no se busca el bienestar sino quien tiene razón, quien está de parte de quien, o quién es más importante; una lucha por el poder que es totalmente destructiva. Por supuesto, todas estas situaciones son totalmente ajenas al amor y apoyo que debiera encontrarse en el núcleo familiar. Se puede mejorar el funcionamiento familiar con una buena terapia familiar, donde cada uno de los miembros de maneje con más independencia, se resuelvan los conflictos pendientes, se mejore la comunicación entre sus miembros y planteen nuevos objetivos para cada uno de ellos.
Sobra decir que las personas criadas en estos entornos presentan importantes dificultades para manejarse de forma saludable en su día a día. Estos entornos son importantes caldos de cultivo para síntomas muy diversos, como ansiedad, depresión, trastornos diversos y hasta psicosis. A veces sucede que puede haber psicopatía o narcisismo entre sus miembros, lo que resulta letal para un desarrollo armónico. Cuando esto sucede, los progenitores no tienen en consideración para nada a los hijos, simplemente se manejan por puro interés, sin importar quien quede por el camino. A la larga se suman a la familia nuevos miembros con las mismas características, porque resuenan en la misma frecuencia.
Por salud, es necesario apartarse de ciertos entornos altamente destructivos. Tal vez han hecho lo que han podido, pero a veces han hecho mucho mal. Para no repetir los mismos patrones, es necesario hacer un trabajo personal de reestructuración de creencias, gestión emocional, relaciones personales y objetivos de vida; vamos, lo que sería una “reforma integral”. Los cambios son evidentes y se puede vivir de otra forma, uno puede aprender a repaternizarse, tratarse bien a sí mismo y a los demás, establecer relaciones más saludables y marcarse objetivos de vida con prosperidad en todos los ámbitos. Se puede vivir como siempre se anheló.
Mª PILAR FUENTE.- TERAPEUTA FAMILIAR SISTÉMICA.
ESPECIALISTA EN TRAUMA. CLÍNICO EMDR.
PSICÓLOGA PRESENCIAL Y ONLINE
REG SANITARIO C-15-03566 y C-15-003650