Los padres helicóptero son aquellos que se preocupan excesivamente por sus hijos, hasta el punto que su relación llega a ser tóxica. Este nuevo modelo de crianza implica que los progenitores asumen un rol hiperprotector, quieren resolver todos los problemas por sus hijos, y desean tomar todas las decisiones, incluso las más intrascendentes; un buen ejemplo de esto sería los de moda, grupos de WhatsApp de los padres, donde en sincronía están implicados con los deberes de los niños, eximiéndolos a ellos de su propio aprendizaje en responsabilidad. En práctica, es como si estos padres siempre estuvieran sobrevolando a sus hijos, listos para emprender una operación de rescate cuando noten el más mínimo signo de "peligro".
De hecho, estos padres no conocen límites, ni de edad ni de estatus social: pueden llegar a recriminar a los profesores por las malas notas de sus hijos o ya en la edad adulta, incluso pueden acompañarle a la entrevista de trabajo y se enfadan si el entrevistador no les permite entrar durante la prueba. Su objetivo en la vida es lograr que su hijo sea brillante y que logre todo lo que desea, pero sin que tenga que esforzarse. ¡Eso ya lo hacen ellos!
Algunos de los detalles que desvelan a un padre helicóptero son que hiperestimulan a sus hijos llenándoles de actividades extraescolares; hablan siempre en plural, absorbiendo así la identidad del niño, o les brindan una gratificación instantánea, por lo cual favorecen una débil voluntad. Pareciera encierran a sus hijos en una campana de cristal, con lo cual éstos no desarrollan las habilidades necesarias para desenvolverse en la vida. Sólo consiguen que los hijos sean inseguros, miedosos, incapaces de tolerar la frustración, de tomar decisiones por sí solos y de asumir responsabilidades. De hecho, el principal problema es que como estos hijos sobreprotegidos nunca han tenido que poner a prueba sus capacidades, no han desarrollado la confianza necesaria en sí mismos.
La consecuencia son unos padres extenuados y unos hijos incompetentes. La motivación subyacente a este comportamiento insano está modulada por componentes variados como, por ejemplo, deseo de dar a los hijos lo que los padres no tuvieron, la sociedad competitiva en que nos movemos, ser padres a una edad ya madura.
La solución: Educar con mucho amor y una buena dosis de sentido común. En cada etapa del desarrollo, las personas deben luchar sus propias batallas. Los padres no pueden proteger a sus hijos por siempre ya que, tarde o temprano, estos tendrán que enfrentarse a sus propios miedos y cometer sus propios errores. La tarea de los padres es guiar a los hijos y ayudarles a lidiar con los problemas, no solucionarlos en su lugar.
Mª Pilar Fuente. Psicóloga colegiada G-4034
Clínico y Máster EMDR. Terapeuta Familiar Sistémica.
Centro Sanitario C-15-003650